miércoles, 17 de septiembre de 2014

La rendija de mi puerta


Esta es una de esas fotos que a veces me da por publicar: El resultado de una pequeña experimentación. En este caso, no es más que la luz que se filtra por la rendija de una puerta, vista de manera transversal, con una ligera labor de edición y algunas palabras evocadoras de una realidad alternativa. Espero que guste, aunque no sea gran cosa.

martes, 16 de septiembre de 2014

El Patán de la Loto

Martin Amis siempre ha sentido una especial predilección por los personajes pendencieros  (él mismo parece sacado de una banda setentera, a lo Sex Pistols, pero con camisa de rayas). Su última novela, "Lionel Asbo. El estado de Inglaterra", deja ese extremo más que patente, pues convierte en protagonista (o más bien coprotagonista) a un joven delicuente de baja estofa, con la facha del futbolista Wayne Rooney y dos pit-bulls a los que mantiene en tensión a base de Tabasco. En su cerebro, supongo, una neurona iracunda se debate entre la violencia irracional y la absoluta estolidez. Con este libro, el célebre escritor nos traslada su visión algo alucinada y muy cáustica de la Inglaterra actual, ésa en la que triunfan los Geordie Shore y demás despojos de la sociedad del entretenimiento autodegradante. Todo llevado al límite.
Como contrapunto, su sobrino Desmond Pepperdine es un adolescente estudioso, idealista y romántico, que quiere labrarse un futuro como profesional del periodismo serio y salir de su barrio de clase, más que baja, situada casi en el subsuelo (aunque viva en el piso 33 de una torre de viviendas sociales). Pero, como lo normal o lo reglado en esta novela no tienen cabida, nuestro pequeño cerebrito guarda un secreto: Que se ha liado reiteradamente con su abuela, de 36 años (el caso es que todo suena posible, incluso a conocido, dentro de lo extremo). Y es que, bajo la mirada que ofrece Amis de su país, nada ni nadie se salvan.
Lionel Asbo, sobre todo en el original inglés, se expresa deficientemente. De lo contrario, sería inverosímil. Con esa característica se prueba la teoría que asegura que si los cimientos del lenguaje son débiles, lo son a su vez los pensamientos resultantes. Y, como consecuencia, nos encontramos con personajes primarios, cuya capacidad para empatizar se halla mermada, si no anulada por completo. Claro que, y parece obvio decirlo, esta es tan solo una demostración de la riqueza léxica de la que hace alarde el autor, que le ofrece numerosas posibilidades para dar rienda suelta a su pirotecnia expresiva (sus dotes para innovar a la hora de adjetivar son también notabilísimas: Nuestro antihéroe gana en la Loto 140 millones de libras y pasa a convertirse en objeto de portada de tabloides. Tras ello, Lionel cambia su forma de vestir, dando pie a que Amis describa su posado como "pickwickiano, vodevilesco, radiante de inflamable bonhomía").
Otro tema recurrente en la obra de Martin Amis es precisamente la crítica al periodismo amarillista, ese que convirtió en cuestión de estado el ídem de su dentadura cuando decidió arreglársela, dejando claro con ello que lo que realmente iba mal era la salud de la prensa anglosajona.
Esta sátira mordaz de la sociedad inglesa actual, de ese fruto podrido resultante de las políticas thatcherianas, que más que crear un estado, trató de descomponerlo (y bien descompuesto quedó), ha sido objeto de polémica en su país. Nunca he entendido las críticas furibundas a casi cada nueva obra de Amis. Parece como si una parte de la prensa británica se empeñara en que su vida cultural se corvierta en un páramo carente de debates sociales  y los ciudadanos, al modo de Lionel Asbo, solo leyeran el periódico local gratuito, cargado de sucesos truculentos y de anuncios de NILFs y GILFs ("Nans I´d like to fuck" y "Grans I´d like to fuck". Prefiero no traducirlo, pero me alegra que a ciertas edades se mantenga el gusto por el sexo). No diré que se trate de su mejor novela, pero sí que es de las más divertidas y amenas, a lo que se une el interés de las cuestiones que expone y que van más allá del evidente humor negro con el que se envuelve el conjunto.

P. S.: Destaco, al igual que lo hice en la reseña de "Operación Dulce", la dedicatoria: A Chistopher Hitchens, ese gran ateo practicante que era para Amis como un hermano.