miércoles, 21 de noviembre de 2012

Gologo

No sé si es algo que sólo me ocurre a mí, pero hay países, ciudades, incluso lenguas que siento como más propias que la mía. Una de esas ciudades es Glasgow, con sus calles tan empinadas y sus gentes de acento tan cerrado, de la que pienso, desde hace más de una década, que es imposible no ser feliz en ella. "La parte de los ángeles", última película de Ken Loach y Premio del Jurado del Festival de Cannes 2012, da fe de ello.
En esta nueva muestra de cine social con tintes de comedia, su director, de ideología comunista, nos narra la historia de un pequeño delincuente, Robbie, cuya vida está marcada inevitablemente (?) por su ambiente (la familia de su novia, de la que espera un hijo, es mucho más peligrosa que él) y un hogar desestructurado. Como consecuencia de una noche de borrachera, agrede a un chico y lo deja ciego de un ojo. Pero el juez que lleva el caso decide darle una oportunidad: no irá a la cárcel, si realiza horas de trabajo social. Durante ellas, hace un grupo de amigos y es "adoptado" por el trabajador social que lleva su caso. Un día, éste los lleva a una destilería de whisky, algo muy escocés, y a partir de ese momento comienza una trama de robos.
Ken Loach y su guionista, Paul Laverty, consiguen transmitir todo lo que pide la historia: la agresividad y, a la vez, la fragilidad del personaje protagonista (primera interpretación de la futura estrella Paul Brannigan); el humor escatológico y algo tontaina, pero encantador, con la dosis adecuada para cada momento; la tensión de las secuencias de acción; y la emoción que conlleva la presión del ambiente que trata de hundir a Robbie y la que transmite la visión de un bebé en brazos de su padre.
Todo parece avocar al protagonista de "La parte de los ángeles" a una vida destrozada, en la cárcel y siendo visitado por su novia y su hijo, y a que su hijo acabe como él. Pero vive en Glasgow, así que no le queda otro remedio que llegar a ser feliz.
(Lo sé, esta entrada es algo tramposa, pero permítaseme homenajear una ciudad que evoca tantos recuerdos hermosos para mí).

domingo, 18 de noviembre de 2012

¿El mañana nunca muere?

Tengo cierta tendencia a no escribir sobre películas comerciales y no me llaman mucho las de Ciencia Ficción (como ya he dicho anteriormente), pero cuando se me presenta la oportunidad de ver una buena, la aprovecho. Así que ayer vi "Looper" con uno de mis 2 mejores amigos (parezco Miranda Boronat, personaje creado por Terenci Moix, que siempre hablaba de sus 80 mejores amigas). 
La historia se sitúa en Kansas, en el año 2044. Un futuro apenas diferente de nuestro presente. En él, existen unos asesinos a sueldo, llamados "looper", que matan a personas del año 2074. Y es que en esa segunda fecha ya se ha creado una máquina del tiempo con la que un mafioso, cuyo origen está envuelto en el misterio, envía al pasado a aquellos de quienes se quiere deshacer, puesto que en 2074... No sigo, porque contada la película es un rollo de mucho cuidado. Vista, también puede tener su dificultad, pero esa es precisamente una de las características que la convierten en uno de los mejores estrenos del año.
Ante todo, he de destacar que se trata de una obra madura, cuya estética y y guión (tramposo, como todos los que tienen por tema central las paradojas temporales) en absoluto remite al cine comercial vacío de contenido al que nos tienen acostumbrados la mayoría de autores. Es esta una película que recuerda en muchos aspectos a la magnífica "12 monos"; incluso, en cierto y lejano modo, a esa obra maestra coreana que es "Old Boy" y a esa otra obra magna que es "Blade Runner". Resulta oscura hasta en las escenas diurnas en medio de un trigal; es arriesgada (usar como versión juvenil de Bruce Willis a Joseph Gordon-Leavitt con prótesis de látex no parecía la mejor opción de casting, pero la verdad es que le da un aspecto artificial que transmite algo difícil de describir, ése algo que tienen los replicantes y que tanto inquieta); y uno de los protagonistas es, como ya dije, el Bruce Willis del film de Terry Gilliam (actor plenamente reivindicable, entre otras,  por "Billy Bathgate", "Pulp Fiction", "Ni un pelo de tonto", "El protegido", "Sin City" y, este mismo año, "Moonrise Kingdom").
Eso sí, que la película se tome en serio, no significa que tras verla debamos pensar demasiado en su contenido: si ni los físicos más sesudos pueden resolver las paradojas temporales, sería una pretensión por nuestra parte tratar de hacerlo, porque en ese sentido podríamos encontrar más fallos en su guión que en el raccord de "Titanic". En otras palabras, ¿para qué destripar las razones del encanto de "Looper", si basta con disfrutarla?

viernes, 16 de noviembre de 2012

Pena, penita, pena

Una de mis amigas es bibliotecaria (¡qué horror, trabajar rodeada de tantas tentaciones!) y por su cumpleaños le regalaron "La librería de las nuevas oportunidades", de la escritora de origen indio Anjali Banerjee. Como me gusta conocer lo que leen mis amigos, me decidí a echarle el diente a esa novela. Quería algo ligero y no pude elegir mejor en ese sentido.
¿Cómo describir semejante libro sin que me caiga una demanda? Pues, cuenta la historia de una mujer de familia bengalí, cuya tía tiene una librería en la que principalmente vende libros antiguos (supuestamente, para que los lectores no se olviden de los escritores clásicos. Porque la petarda de la autora pretende hacernos creer que sin esta librera la gente no sabría quiénes son Dickens, Poe, Jane Austen y demás creadores de renombre. Alguien debería decirle que por cada tontada que escribe, muere un gatito. Lo digo porque ella tiene cuatro, cosa que interesa mucho al lector. Tanto como para incluirlo como dato biográfico).  Dicha librería está poblada por los espirítus de los escritores de los libros que se encuentran en ella y hablan, no sólo con la tía de la protagonista, sino también con ésta, de nombre Jasmine. Por supuesto, como Banerjee es más coherente con sus intenciones crematísticas que con las literarias, sólo nombra a un autor indio: el Maharabata.Tampoco existe para ella nadie que no sea anglosajón o colonizado por dicho Imperio: Italo Calvino, Ibsen, Marcel Proust, Neruda, Thomas Mann,... nunca han escrito algo que se compare con la prosa fluida de Beatrix Potter o la poesía de Dr. Seuss.Pues bien, la tía de Jasmine, Ruma, le pide que cuide de su librería mientras ella se ausenta por un viaje que tiene que hacer a la India. Nuestra protagonista accede con la intención de alejarse de su ex-marido, que ya había rehecho su vida antes de dejarla. Vamos, que le puso los cuernos a base de bien. Esta es la parte más repulsiva de la novela, la sentimental, y es que en unas 300 páginas en las que se trata el amor y el desamor, su autora no consigue decir una sola cosa que suene lejanamente profunda o, al menos, interesante; todo son lugares comunes. (Admito que eso puede tener su mérito. No se lo voy a negar, pero para ella hace). Además de dar una imagen estereotipada de la mujer, completamente dependiente de los hombres. Me pregunto cuál es el secreto del éxito de estas novelitas carentes de cualquier valor literario. Avisado está quien la vea en alguna librería: no merece una nueva oportunidad.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Es la historia de un amor

La primera referencia al emperador Adriano que leí data de los 90. Fue en un texto de Terenci Moix en el que se quejaba del trato peyorativo que daba la enciclopedia Espasa a la relación de éste con su amado Antínoo.
Hoy terminé de leer “Memorias de Adriano”, de Marguerite Yourcenar, otra enamorada del mundo antiguo. Su autora comenzó a redactarlo en 1924 y en 1951 lo publicó. Muchos fueron los parones y las reescrituras. Pero merecieron la pena tanto esfuerzo y tanta demora, pues supuso la gestación de una de las obras cumbre de la Literatura Francesa del s.XX. Además, es de destacar la magistral traducción de ésta realizada por el escritor argentino Julio Cortázar.
No revelo gran cosa y lo revelo todo, cuando cuento que la novela narra en primera persona, en una carta dirigida a Marco Aurelio, la vida del emperador romano nacido en la que ahora es España. Llegado el momento en que se acerca su muerte, fatalmente enfermo, Adriano rememora su infancia en Itálica, la muerte de sus padres hacia los que poco siente; el ímpetu de la juventud, su formación militar, su filohelenismo y gran cultura, su llegada al poder gracias a la amistad de Plotina, esposa de Trajano, predecesor de Adriano; su devoción hacia el luto (pobló el Imperio de estatuas de seres queridos y de anteriores emperadores y puso sus nombres a distintas ciudades); su lucha por la paz (sin olvidar la mancha en ella que supuso la guerra en Judea y las masacres producidas); sus ideas sobre la religión (despreciaba los fanatismos, sobre todo el cristiano y el judío), sobre el alma, sobre el arte, sobre el ser humano, etc; su deseo de morir durante sus años maduros y el miedo a la muerte cuando realmente se acercaba el momento,...
Pero esta obra no sería lo que es sin la valiente descripción desprejuiciada que lleva a cabo su autora de la relación amorosa del emperador con su favorito, Antínoo, que duró tan sólo 5 años, o casi, desde los 15 hasta los 20, momento en que el efebo bitino puso fin a su vida, temeroso de la decadencia que le esperaba con el paso de los años (Pasolini decía que le aterraba saber, cuando estaba en la cama con un chico, que la cabeza que reposaba sobre la almohada podía pensar. Aquí, resulta desasosegador observar la felicidad de Adriano junto a su amado, completamente ignorante de los pensamientos suicidas de éste). Tras dicho fallecimiento, el emperador romano convirtió a  Antínoo en objeto de culto y llenó el Imperio de estatuas en su honor.
Al leer “Memorias de Adriano” sentimos que su autora consiguió su objetivo: atravesar la distancia de 18 siglos que la separaba del personaje protagonista de su obra, convirtiéndolo en una persona de carne y hueso, alguien tangible que nos habla de su tiempo, pero también del nuestro y de nosotros mismos.
(Me ha quedado muy seria esta entrada. Para compensar, recomiendo a mis lectores que vean fotos de Marguerite Yourcenar y después me digan si no era clavadita a la mujer de David el gnomo. Qué grande esa mujer que se consideraba vegetariana y a renglón seguido admitía que comía jamón).

domingo, 4 de noviembre de 2012

Algo salvaje

No soy dado a recomendar videos de youtube, pero éste es muy bueno.