martes, 5 de mayo de 2015

Alcanzar la cumbre






No pretendo convertir este blog en uno de esos dedicados a ilustrar las virtudes paisajísticas de Gran Canaria. Otros lo hacen mejor que yo. Tampoco deseo saturar con un mismo tema, así que procuraré hacer un ejercicio de contención. No quiero provocar entre mis lectores una variante del famoso síndrome de Stendhal, en este caso provocado por la acumulación de belleza natural.

Lo cual no me impide dejaros con esta fotografía que casi parece una postal de los alrededores del Roque Nublo. No sé por qué, encuentro cautivadora esa especie de cuerno de rinoceronte rocoso en lo alto de todo.











Con esta imagen tomada desde las cercanías de la Caldera de los Marteles que refuta la idea de que Gran Canaria es una isla árida. No sé por qué, tanto pequeño pueblo hasta llegar, al fondo, a la más vasta ciudad de Las Palmas, me hace recordar "La aldea del arce". Como me dijo la Chona Mayor en una ocasión, "shalalele, shalala, esta aldea es genial".























Y con esta otra que guarda ciertas reminiscencias de "Las habichuelas mágicas", al mostrar algo así como un territorio de ficción limítrofe con las nubes. (No diréis que no le echo imaginación a estos comentarios).



















P. S.: Si la primera foto parecía una postal, a la segunda ya es que solo le falta que la impriman. Si hasta viene con letritas.
En la tercera fotografía las nubes aparecen algo emborronadas. No se trata de un exceso de edición. 

jueves, 30 de abril de 2015

Hombre mirando al horizonte


No es la primera vez que lo digo: Nunca sé cuál será el resultado final cuando tomo una fotografía. En este caso, aprecio una cualidad cuasipictórica, ligeramente impresionista, muy de mi agrado. El concepto, un hombre solo que no mira a la cámara, sino al horizonte, a una vegetación florida en plena primavera, cuya visión lo aleja de sus problemas diarios; un hombre que encuentra la paz interior en la simple contemplación de los espacios abiertos; me parece de un gran lirismo y una invitación a participar de esa modesta forma de hallar el sosiego.
Sobra decir que, tras hacerla, me uní a él.

P. S.: La fotografía fue tomada cerca de la Caldera de los Marteles, uno de los tesoros naturales de Gran Canaria.

martes, 28 de abril de 2015

La otra orilla del cielo


Nueva invitación a conocer Gran Canaria: 

Peco de escasa originalidad al haber tomado esta fotografía tan tópica, lo sé, pero no por ello la estampa pierde su atractivo. Desde lo alto de mi isla (uy, qué posesivo suena eso) se divisa sin ningún problema Tenerife, cuyo contorno se distingue perfectamente gracias al pico que la corona. El mar de nubes formado entre ambas islas parece invitarnos a atraversar la distancia que las separa a pie. Mi recomendación para los viajeros intrépidos, en caso de que se les pase esa idea tan peregrina por la cabeza, es sencilla: Tómense su dosis de litio sin dilación.

P. S.: Debí haber podado los arbusto que aparecen en primer plano. Dejarlos a la vista fue un fallo de principiante.

martes, 14 de abril de 2015

La ronda nocturna


Entre octubre de 2006 y agosto de 2007, tuve la suerte de vivir en la provincia de Barcelona. En concreto, en un edificio de apartamentos con piscina en medio de una pineda en Gavà Mar (que no daba precisamente al mar, sino a una autovía). Lugar encantador, pero que, visto en perspectiva, podía ser aterrador también. Y es que cada noche, cual flota aérea, los murciélagos de la zona planeaban a ras de la piscina para hidratar sus cuerpos menudos de rata con alas. Incluso llegó a colárseme uno en casa. Agarrado de una cortina con las pezuñas y soportando la luz artificial interior, parecía un ser tan indefenso que ni miedo daba (más bien grima). Las que realmente debían asustar eran las tormentas veraniegas. Pocas veces he sido testigo de una concentración de rayos tan abrumadora como durante esas noches en la costa mediterránea. El caso es que, tras una de ellas, supe que en el camping que había a unos cuantos metros al lado de casa (en realidad, podían ser unos cuantos cientos de metros, pero aun así era la edificación más cercana a la derecha de mi apartamento) había fallecido una mujer portuguesa víctima de uno de esos rayos.  El camping se llamaba "Estrella de Mar" y estaba situado en la ciudad aledaña de Castelldefels (no sé qué habrá sido de él, solo que en 2008 querían clausurarlo).
¿A cuento de qué viene esta referencia autobiográfica en un blog literario? Pues a cuento de que, gracias a la lectura de "Soldados de Salamina", de Javier Cercas, he podido ampliar mi anecdotario sobre el "Estrella de Mar". Por una parte, uno de los huéspedes de dicho camping es a su vez uno de los personajes clave de la investigación que lleva a cabo el narrador de la novela (no entro en detalles para no estropeársela a quienes no la conozcan). Pero lo que me ha dejado con la sangre helada, más aún que un rayo de tormenta veraniega, es saber que el gran Roberto Bolaño, ese autor chileno ya mítico, trabajó como vigilante nocturno en él; que, si hubiera adelantado unos 25 años mi visita a Gavà, podríamos haber sido una suerte de vecinos; que cerca de mi casa cruzaba historias con los campistas y que una de esas historias acabaría formando parte de una obra que se ha convertido en un clásico de la literatura española.
A estas alturas parece evidente, pero prefiero aclararlo: Mi intención al escribir esta entrada es, además de dejar patente el importante papel que juegan las casualidades en el arte y en nuestras vidas, animar, al modo de los buenos trailers, o sea, creando interés sin desvelar nada sobre su trama, a la lectura de "Soldados de Salamina", novela, a su vez, marcada por el azar.

martes, 31 de marzo de 2015

Finca de Osorio

Corro el riesgo de resultar reiterativo, pero, como diría Oscar Wilde, la única manera de librarse de la tentación es ceder ante ella. Así que he decidido no resistirme a publicar una nueva fotografía tomada en esa hermosa finca cita en Teror. Espero que guste. El beneplácito de nuestra Paulette parece casi asegurado.

lunes, 30 de marzo de 2015

Anti-Canes Cerberos


A un lado de la entrada de ese paraiso interior que es la Finca de Osorio, pude encontrarme con estos perros a los que no denomino Canes Cerberos no por su carácter, pues tenían muy malas pulgas, sino por el del lugar que guardan. Así pues, serían lo contrario: Unos anti-Canes Cerberos. Y, por fortuna, de una sola cabeza.
Eso sí, saben posar, los jodíos.

El laberinto del fauno










Canarias, lamentablemente, es más conocida por su buen clima y sus playas que por su atractivo interior, más frío, pero mucho más afín a mis gustos. Con el ánimo de acercar la belleza diferente de esos parajes, publico esta fotografía de un árbol que bien podría haber sido un personaje más de la mejor película de Guillermo del Toro (la referencia a la obra de J. R. R. Tolkien habría resultado demasiado obvia).
Para quienes no la hayan visitado, pueden encontrarlo en la Finca de Osorio.

sábado, 14 de febrero de 2015

Me quedo contigo, Amor










 Vino la vida y tenía tus ojos.
Llegó tarde, mas aún a tiempo;
decidida a perfilar los detalles
de mis vaporosos sueños,
ahora ciertos,
y a descubrirme que en tu sonrisa
se encierra el secreto
de la felicidad constante,
haciéndome tan sencilla la decisión
de amarte.


jueves, 15 de enero de 2015

Paisaje paterno filial


La imagen de un padre junto a su hijo en una playa mientras el sol se va perdiendo en el horizonte... Existen muchas formas de dar la bienvenida al año 2015, pero esta es la mía, la de mi blog. Tomé la foto en octubre y en la mejor compañía. Como es costumbre en mí, cuando lo hice tan solo pretendía captar un poco de la belleza que nos rodea. Saber apreciarla nos ayuda a disfrutar la vida. Es una de las lecciones más valiosas que uno puede aprender.