miércoles, 21 de noviembre de 2012

Gologo

No sé si es algo que sólo me ocurre a mí, pero hay países, ciudades, incluso lenguas que siento como más propias que la mía. Una de esas ciudades es Glasgow, con sus calles tan empinadas y sus gentes de acento tan cerrado, de la que pienso, desde hace más de una década, que es imposible no ser feliz en ella. "La parte de los ángeles", última película de Ken Loach y Premio del Jurado del Festival de Cannes 2012, da fe de ello.
En esta nueva muestra de cine social con tintes de comedia, su director, de ideología comunista, nos narra la historia de un pequeño delincuente, Robbie, cuya vida está marcada inevitablemente (?) por su ambiente (la familia de su novia, de la que espera un hijo, es mucho más peligrosa que él) y un hogar desestructurado. Como consecuencia de una noche de borrachera, agrede a un chico y lo deja ciego de un ojo. Pero el juez que lleva el caso decide darle una oportunidad: no irá a la cárcel, si realiza horas de trabajo social. Durante ellas, hace un grupo de amigos y es "adoptado" por el trabajador social que lleva su caso. Un día, éste los lleva a una destilería de whisky, algo muy escocés, y a partir de ese momento comienza una trama de robos.
Ken Loach y su guionista, Paul Laverty, consiguen transmitir todo lo que pide la historia: la agresividad y, a la vez, la fragilidad del personaje protagonista (primera interpretación de la futura estrella Paul Brannigan); el humor escatológico y algo tontaina, pero encantador, con la dosis adecuada para cada momento; la tensión de las secuencias de acción; y la emoción que conlleva la presión del ambiente que trata de hundir a Robbie y la que transmite la visión de un bebé en brazos de su padre.
Todo parece avocar al protagonista de "La parte de los ángeles" a una vida destrozada, en la cárcel y siendo visitado por su novia y su hijo, y a que su hijo acabe como él. Pero vive en Glasgow, así que no le queda otro remedio que llegar a ser feliz.
(Lo sé, esta entrada es algo tramposa, pero permítaseme homenajear una ciudad que evoca tantos recuerdos hermosos para mí).

domingo, 18 de noviembre de 2012

¿El mañana nunca muere?

Tengo cierta tendencia a no escribir sobre películas comerciales y no me llaman mucho las de Ciencia Ficción (como ya he dicho anteriormente), pero cuando se me presenta la oportunidad de ver una buena, la aprovecho. Así que ayer vi "Looper" con uno de mis 2 mejores amigos (parezco Miranda Boronat, personaje creado por Terenci Moix, que siempre hablaba de sus 80 mejores amigas). 
La historia se sitúa en Kansas, en el año 2044. Un futuro apenas diferente de nuestro presente. En él, existen unos asesinos a sueldo, llamados "looper", que matan a personas del año 2074. Y es que en esa segunda fecha ya se ha creado una máquina del tiempo con la que un mafioso, cuyo origen está envuelto en el misterio, envía al pasado a aquellos de quienes se quiere deshacer, puesto que en 2074... No sigo, porque contada la película es un rollo de mucho cuidado. Vista, también puede tener su dificultad, pero esa es precisamente una de las características que la convierten en uno de los mejores estrenos del año.
Ante todo, he de destacar que se trata de una obra madura, cuya estética y y guión (tramposo, como todos los que tienen por tema central las paradojas temporales) en absoluto remite al cine comercial vacío de contenido al que nos tienen acostumbrados la mayoría de autores. Es esta una película que recuerda en muchos aspectos a la magnífica "12 monos"; incluso, en cierto y lejano modo, a esa obra maestra coreana que es "Old Boy" y a esa otra obra magna que es "Blade Runner". Resulta oscura hasta en las escenas diurnas en medio de un trigal; es arriesgada (usar como versión juvenil de Bruce Willis a Joseph Gordon-Leavitt con prótesis de látex no parecía la mejor opción de casting, pero la verdad es que le da un aspecto artificial que transmite algo difícil de describir, ése algo que tienen los replicantes y que tanto inquieta); y uno de los protagonistas es, como ya dije, el Bruce Willis del film de Terry Gilliam (actor plenamente reivindicable, entre otras,  por "Billy Bathgate", "Pulp Fiction", "Ni un pelo de tonto", "El protegido", "Sin City" y, este mismo año, "Moonrise Kingdom").
Eso sí, que la película se tome en serio, no significa que tras verla debamos pensar demasiado en su contenido: si ni los físicos más sesudos pueden resolver las paradojas temporales, sería una pretensión por nuestra parte tratar de hacerlo, porque en ese sentido podríamos encontrar más fallos en su guión que en el raccord de "Titanic". En otras palabras, ¿para qué destripar las razones del encanto de "Looper", si basta con disfrutarla?

viernes, 16 de noviembre de 2012

Pena, penita, pena

Una de mis amigas es bibliotecaria (¡qué horror, trabajar rodeada de tantas tentaciones!) y por su cumpleaños le regalaron "La librería de las nuevas oportunidades", de la escritora de origen indio Anjali Banerjee. Como me gusta conocer lo que leen mis amigos, me decidí a echarle el diente a esa novela. Quería algo ligero y no pude elegir mejor en ese sentido.
¿Cómo describir semejante libro sin que me caiga una demanda? Pues, cuenta la historia de una mujer de familia bengalí, cuya tía tiene una librería en la que principalmente vende libros antiguos (supuestamente, para que los lectores no se olviden de los escritores clásicos. Porque la petarda de la autora pretende hacernos creer que sin esta librera la gente no sabría quiénes son Dickens, Poe, Jane Austen y demás creadores de renombre. Alguien debería decirle que por cada tontada que escribe, muere un gatito. Lo digo porque ella tiene cuatro, cosa que interesa mucho al lector. Tanto como para incluirlo como dato biográfico).  Dicha librería está poblada por los espirítus de los escritores de los libros que se encuentran en ella y hablan, no sólo con la tía de la protagonista, sino también con ésta, de nombre Jasmine. Por supuesto, como Banerjee es más coherente con sus intenciones crematísticas que con las literarias, sólo nombra a un autor indio: el Maharabata.Tampoco existe para ella nadie que no sea anglosajón o colonizado por dicho Imperio: Italo Calvino, Ibsen, Marcel Proust, Neruda, Thomas Mann,... nunca han escrito algo que se compare con la prosa fluida de Beatrix Potter o la poesía de Dr. Seuss.Pues bien, la tía de Jasmine, Ruma, le pide que cuide de su librería mientras ella se ausenta por un viaje que tiene que hacer a la India. Nuestra protagonista accede con la intención de alejarse de su ex-marido, que ya había rehecho su vida antes de dejarla. Vamos, que le puso los cuernos a base de bien. Esta es la parte más repulsiva de la novela, la sentimental, y es que en unas 300 páginas en las que se trata el amor y el desamor, su autora no consigue decir una sola cosa que suene lejanamente profunda o, al menos, interesante; todo son lugares comunes. (Admito que eso puede tener su mérito. No se lo voy a negar, pero para ella hace). Además de dar una imagen estereotipada de la mujer, completamente dependiente de los hombres. Me pregunto cuál es el secreto del éxito de estas novelitas carentes de cualquier valor literario. Avisado está quien la vea en alguna librería: no merece una nueva oportunidad.

viernes, 9 de noviembre de 2012

Es la historia de un amor

La primera referencia al emperador Adriano que leí data de los 90. Fue en un texto de Terenci Moix en el que se quejaba del trato peyorativo que daba la enciclopedia Espasa a la relación de éste con su amado Antínoo.
Hoy terminé de leer “Memorias de Adriano”, de Marguerite Yourcenar, otra enamorada del mundo antiguo. Su autora comenzó a redactarlo en 1924 y en 1951 lo publicó. Muchos fueron los parones y las reescrituras. Pero merecieron la pena tanto esfuerzo y tanta demora, pues supuso la gestación de una de las obras cumbre de la Literatura Francesa del s.XX. Además, es de destacar la magistral traducción de ésta realizada por el escritor argentino Julio Cortázar.
No revelo gran cosa y lo revelo todo, cuando cuento que la novela narra en primera persona, en una carta dirigida a Marco Aurelio, la vida del emperador romano nacido en la que ahora es España. Llegado el momento en que se acerca su muerte, fatalmente enfermo, Adriano rememora su infancia en Itálica, la muerte de sus padres hacia los que poco siente; el ímpetu de la juventud, su formación militar, su filohelenismo y gran cultura, su llegada al poder gracias a la amistad de Plotina, esposa de Trajano, predecesor de Adriano; su devoción hacia el luto (pobló el Imperio de estatuas de seres queridos y de anteriores emperadores y puso sus nombres a distintas ciudades); su lucha por la paz (sin olvidar la mancha en ella que supuso la guerra en Judea y las masacres producidas); sus ideas sobre la religión (despreciaba los fanatismos, sobre todo el cristiano y el judío), sobre el alma, sobre el arte, sobre el ser humano, etc; su deseo de morir durante sus años maduros y el miedo a la muerte cuando realmente se acercaba el momento,...
Pero esta obra no sería lo que es sin la valiente descripción desprejuiciada que lleva a cabo su autora de la relación amorosa del emperador con su favorito, Antínoo, que duró tan sólo 5 años, o casi, desde los 15 hasta los 20, momento en que el efebo bitino puso fin a su vida, temeroso de la decadencia que le esperaba con el paso de los años (Pasolini decía que le aterraba saber, cuando estaba en la cama con un chico, que la cabeza que reposaba sobre la almohada podía pensar. Aquí, resulta desasosegador observar la felicidad de Adriano junto a su amado, completamente ignorante de los pensamientos suicidas de éste). Tras dicho fallecimiento, el emperador romano convirtió a  Antínoo en objeto de culto y llenó el Imperio de estatuas en su honor.
Al leer “Memorias de Adriano” sentimos que su autora consiguió su objetivo: atravesar la distancia de 18 siglos que la separaba del personaje protagonista de su obra, convirtiéndolo en una persona de carne y hueso, alguien tangible que nos habla de su tiempo, pero también del nuestro y de nosotros mismos.
(Me ha quedado muy seria esta entrada. Para compensar, recomiendo a mis lectores que vean fotos de Marguerite Yourcenar y después me digan si no era clavadita a la mujer de David el gnomo. Qué grande esa mujer que se consideraba vegetariana y a renglón seguido admitía que comía jamón).

domingo, 4 de noviembre de 2012

Algo salvaje

No soy dado a recomendar videos de youtube, pero éste es muy bueno.                                                   

miércoles, 31 de octubre de 2012

Rebelde sin causa o Carpe diem

En 1957 fue publicada por primera vez "En el camino", de Jack Kerouac. Y en 2012 yo me pregunto qué falta por decir sobre esta obra. Son lugares comunes definirla como la Biblia Beatnik o la obra que marcó a la Generación Beat; hablar de su carácter semi-autobiográfico; de su apuesta por una forma de vida bohemia alejada del american way of life.
Sobra decir que todos los elogios posibles hacia ella están más que justificados.
Se trata de una novela cuya narrativa minuciosa y torrencial cuenta los viajes de Sal Paradise por EEUU y Méjico, a los que se une una cohorte de personajes, principalmente Dean Moriarty, líder carismático, casi mesiánico, en los que se suceden las correrías, con estafas, robos, sexo, drogas, música, amor y amistad. Además de un marcado individualismo que lleva a romper esas amistades y esos amores, que nacen de la noche a la mañana o incluso en un abrir y cerrar de ojos, con la misma facilidad con la que son creados.
Es un canto a lo trivial y a lo profundo. O como decía Oscar Wilde: "La piel es lo más profundo de los seres humanos".
Todos los personajes de la novela están basados en alguien real: Sal es el propio Kerouac; Dean es Neal Cassady; Carlo Marx es Allen Ginsberg, y así hasta más de 50.
Resulta llamativo que hace pocos años apareciera y fuera publicado el rollo original, sin censura, de "En el camino", pues en la versión anterior, que es la que he leído, no se aprecia ningún resquicio de censura: campan por ella el consumo de drogas, la libertad sexual, el gusto y la aprobación del deseo hacia las menores (a partir de los 13 años a nuestros protagonistas les parece bien hablar de las adolescentes como objetos sexuales), el robo y la estafa vistos con buenos ojos, la alabanza implícita de la total irresponsabilidad (Dean deja de pagar los alimentos de sus hijos por comprarse un coche), la prostitución de menores como algo apreciado y apreciable; el uso reiterado de tacos; la corrupción policial,... En suma, una muestra más de que moral y arte no tienen por qué ir de la mano, aunque no todos los autores tengan la valentía que tuvo Jack Kerouac a la hora de plasmarlo. 

martes, 30 de octubre de 2012

La rosa púrpura de El Cairo

Ruby Sparks es la segunda película de los directores de Pequeña Miss Sunshine, esa joya del cine indie que en 2006 se convirtió en todo un éxito de crítica y público. Han sido 6 años los que esta pareja ha tardado en encontrar una historia que los animara a volver a dirigir. Su protagonista femenina, Zoe Kazan, es autora del guión y pareja en la vida real del protagonista masculino, Paul Dano. Recordemos que este mismo actor también participó en la opera prima de Jonathan Dayton y Valerie Faris, los directores.
Se trata de una película divisible en dos partes: la primera, brillante, en la que un joven escritor, tras su debut con una novela considerada como un clásico de la literatura americana, no consigue crear nada nuevo. Hasta que un día tiene un sueño y eso lo inspira. En el sueño aparece una chica, Ruby, que es desarrollada en el nuevo libro que prepara Calvin, el autor bloqueado. Otro día se encuentra una chica en su apartamento que resulta ser precisamente el producto de su imaginación,  y ,como tal, hace lo que él escribe que haga. Es, para él, la novia perfecta.
La segunda parte se toma más en serio a sí misma: la relación deja de ser idílica, hay cosas de Ruby que disgustan a Calvin y cosas de Calvin que disgustan a Ruby. Pero a Calvin le basta con escribir unas líneas de su novela para que cambien los actos, los estados de ánimo, la forma de ser de Ruby. Es aquí donde la historia se vuelve peliaguda: ¿habla de la dominación de la mujer, de la creación literaria, de la dificultad de las relaciones amorosas, de la imposibilidad del amor inmaculado? Para mí este giro de la película la vuelve agobiante. El ambiente creado, original, liberador, mágico, se vuelve opresivo. Es una lástima, porque hubiera podido tratarse de uno de esos films que te hacen salir del cine sintiendo que has atrapado un poco de la felicidad que reflejan.
Todo ello no me impide ser consciente de las maravillosas actuaciones de Paul Dano, especie de Woody Allen contenido, Zoe Kazan y el resto del reparto. Además de apreciar la propuesta narrativa y la puesta en escena. Y la música, tan luminosa,  parte indispensable de los mejores pasajes del film.

martes, 23 de octubre de 2012

Rosa, rosae

Mi mejor amiga, que es bibliófaga confesa, estaba leyendo "Rosa candida", de la islandesa Auður Ava Ólafsdóttir (ni idea de cómo se pronuncia) y me picó la curiosidad. Ya había visto el libro y me había llamado la atención su portada. 
Lo primero es lo primero, mi opinión: Me parece entretenido, diferente a lo que suelo leer, pero no diría que merece el bombo que se le ha dado en cuanto a premios (existe la teoría de que la mayor parte de éstos se debe a la traducción en francés, sin ser mala la española).
La novela comienza con una muerte, o la referencia a ésta, la de la madre del protagonista, un auténtico inútil (los hombres no salen muy bien parados), que va aprendiendo con pasos de bebé, como dicen los anglosajones. La escena en la que se narra dicha muerte resulta emotiva y sincera. Tras ella, Arnljótur, el personaje principal y narrador, decide abandonar su casa para viajar a otro país que parece de cuento o de narración medieval (aunque con los adelantos actuales) y cuidar de un jardín mítico en un monasterio donde lo acogen sin reservas. Al llegar a su destino, su pasado vuelve a él para cambiar su presente y marcarlo con una nueva vida, la de su hija, de pocos meses, fruto de un embarazo no deseado con una desconocida. (No evito contar datos importantes, porque se explican al principio de la historia).
La estructura de la novela, en pequeños capítulos y narrada de manera ágil, es uno de los ingredientes que la hacen entretenida, pero a la vez supone su mayor defecto, porque en este caso entretenida es sinónimo de ligera. De todas formas, si lo que se quiere es pasar un rato pensando sólo un poco, no es mala elección.
Probablemete lo mejor que he sacado de esta novela haya sido el comienzo de lo que espero que sea un pequeño club de lectura con mi mejor amiga.Y es que de casi todo podemos obtener algo bueno.

domingo, 21 de octubre de 2012

La semilla del diablo

Ridley Scott es un director más que irregular, capaz de dirigir tontadas como La teniente O´Neil (cuyo título en inglés es aún más penoso: G.I. Jane) y obras maestras como Thelma y Louise. Pero, probablemente, lo más memorable de su obra es su aportación a la Ciencia Ficción: Alien y Blade Runner. En ambos casos, por el inmenso poder visual de sus imágenes, por la capacidad de crear nuevos mundos. Es algo que repite con la impresionante Prometheus. 
No soy dado a admirar este género ni en la literatura ni en el cine, porque siempre busco algo más. Por eso me suelen parecer películas y libros planos. No es el caso de la última producción de Sir Ridley Scott. En ella, de manera orgánica, nos introduce en el futuro, en un planeta que parece el nuestro, pero en sus condiciones más extremas, las que podríamos encontrar en Islandia, por ejemplo. Son estos un futuro y un planeta en los que el Mal en estado puro está presente en todo momento; el Mal que atrae a un grupo de científicos que buscan el origen de la vida en la Tierra; el Mal que invade a algunos de los pasajeros de la nave Prometheus (literalmente, se adentra en ellos); el Mal como fuerza de la Naturaleza cuyo único objetivo es terminar con la vida que ha creado. Quizás porque la considere un error, un experimento fallido.
Se trata, pues, de una precuela de la fundamental Alien, el octavo pasajero, que supone un digno punto final tras la absurda deriva a la que había sido abocada la saga.

¿Qué fue de... Juliette Binoche?

Siempre he pensado que Juliette Binoche es una de las mejores actrices de la actualidad. Y eso a pesar de que últimamente se empeña en demostrar lo contrario. O quizás se empeña en demostrar lo gran actriz que es llegando al patetismo de la sobreactuación (véase el caso de "Copia Certificada"). 
Me pregunto qué la habrá llevado a participar en "Cosmopolis", cuyo papel no aporta nada a la película y que sin su nombre hubiera olvidado segundos después de haberla visto. ¿Cómo se explica su participación en la insulsa "Ellas", cuyo único mérito está en que tiene un buen cartel promocional y que no es más que una sucesión de testimonios morbosos de distintos tipos de prostituta? ¿Quién la engañó para que aceptara salir en "The son of no one", engendro que sólo serviría para ser emitido los sábados por la tarde en Antena3? Acaso resulta justificable su participación en la tontada La vie d´une autre por una cuestión de amistad. Debería algún favor a su directora, que ya podría haberse dedicado en exclusividad a la interpretación, o le haría ilusión hacer de esposa del actor que presta su imagen al perfume Miracle (ella es imagen de Poême, ambos de Lancôme). ¿Cómo describir "Shirin"? Bueno, no es tan difícil: la cámara enfoca todo el rato las caras de las mujeres que se encuentran entre el público de una representación teatral: una de ellas la de la ínclita Juliette Binoche.
¿Por qué nos hace esto?, me pregunto. Porque es cierto que ha tomado en el pasado decisiones basadas en lo puramente comercial: caso de Jet lag o Romance en Nueva York. Pero es que actualmente elige películas que a priori no van a dar un duro, minoritarias y carentes de interés. Su última perla es que va a protagonizar la próxima película de uno de los enfants terribles del cine francés, el oscuro y perturbador Bruno Dumont, siempre presto a epatar. Esperemos que ello suponga una vuelta a los orígenes para la actriz gala.
Sólo me queda añadir una última pregunta: Con lo buena que era tu carrera, Juliette, llena de obras notables (Las horas del verano, Breaking and entering, Caché, El paciente inglés, Tres colores, Herida, Los amantes del Pont Neuf, La insoportable levedad del ser, Mala sangre,...), ¿por qué estropearlo de esta manera? Haznos un favor, por el bien de la Historia del Cine, tómate un descanso. (Esta última frase se la copio a unos amigos).

El mar de los pensamientos

Después de leer una obra como "Archipiélago del insomnio", de António Lobo Antunes, uno sólo puede apuntar algunas ideas, tal es la bastedad de la tarea que supondría un análisis siquiera somero.
El título, la referencia isleña, remite, como la identidad portuguesa, al mar, a una vida de cara a él. Pero no se trata en este caso de un mar o un archipiélago exterior, sino, creo entender, el de los pensamientos inconexos de las diferentes voces que nos hablan desde las páginas de esta novela.


Es evidente y reiterada la comparación con el mundo de Faulkner, con el niño autista por antonomasia, Benjy Compson, de "El ruido y la furia", en la que también asistimos a la decadencia de una familia; y con su manera de "narrar", tan influida por el Ulises de Joyce y la obra más experimental de Virginia Woolf. También resultan claras las afinidades con el Juan Rulfo de "Pedro Páramo" y su ambiente fantasmal. 
En casi cada una de las páginas de "Archipiélago del insomnio"  aparece la muerte. Resulta avasalladora su presencia. Pero, a la vez, necesaria para hablar de las tres generaciones de las que trata el libro: el abuelo, terrateniente creado a sí mismo, que quiere más a sus animales que a su propia descendencia; el hijo, despreciado de la mañana a la noche; y el nieto, autista, aún más despreciado, (no se sabe en realidad si es nieto o hijo de su abuelo, dada la promiscuidad machista y patriarcal de éste) que lo presencia todo, que vive el declive familiar hasta acabar en una casa donde las únicas presencias son la suya, si acaso está vivo, y las de quienes lo observan desde los retratos de familia.
Todo es desolación en esta obra brutal que navega entre las aguas de la sinrazón.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Círculo de amigos


Han tenido que pasar meses y una preselección para los Oscar para que me decidiese a ver la muy digna "Grupo 7". Y es que el nombre de Mario Casas lleva muchos adolescentes a las salas de cine, pero también echa para atrás a quienes tan sólo quieren ver una buena película. Supongo que me habré librado de ver una notable cantidad de truños y que he hecho bien en esperar a que la Academia decante lo mejor de la producción española de este año. Y es que estamos ante un thriller que, pese a ser predecible, está magníficamente interpretado y dirigido, además de dotado de un guión efectivo. Las escenas de acción son creibles, los secundarios están formidables (la Caoba es antológica y merecedora de un Goya)  y algunas escenas son memorables.
Se trata, como "Celda 211", de una caida a los infiernos, de la corrupción de un policía primerizo, sólo que en este caso, a lo largo de varios años, los que el Grupo 7 que da título a la película se dedica a acabar con la venta de drogas en el centro de Sevilla durante los años previos a la Expo 92. Es este anclaje en la realidad, en la Historia reciente de España, uno de los elementos que la hacen más veraz y cercana al espectador.
Es también la historia de unos amigos, de sus complicidades, de su decadencia, de sus momentos íntimos, sus amores y sus corrupciones. Es, ante todo, una historia muy bien contada.

sábado, 8 de septiembre de 2012

El fin del romance



Terence Davies ha sido calificado como el último director clásico del cine británico y su excelente película "The deep blue sea" (2011) lo hace, una vez más, merecedor de dicha consideración. Estrenada en España con un año de retraso, esta nueva versión de la obra de teatro homónima de Terence Rattigan, escrita en 1950, nos habla del amor y del desamor, de la pasión y de la decepción. En ella, Rachel Weisz interpreta a una mujer casada con un juez que vive una vida apagada junto a éste y la madre de él, que decide entregarse a otro tipo de relación, más llena de alicientes, con un joven piloto aéreo. Es ésta una decisión difícil, entre ser amada o tan sólo amar, pues desde el primer momento sabe que no es igualmente correspondida, que no es ésta una relación que le convenga. Pero a la vez sabe que da un paso hacia lo único emocionante que habrá en su vida.
El piloto describe perfectamente esa relación: "Somos letales el uno para el otro". Y es que la película comienza con el intento de suicidio de ella, desesperada por la certeza de que nunca podrá ser amada como ella ama. Él a veces "se entrega a sí mismo", tan sólo eso.
Con una fotografía, una banda sonora, una ambientación, un vestuario, una dirección y unas interpretaciones dignas del mejor cine clásico, esta película nos remite a otra forma de hacer las cosas. Al cine inglés intimista de David Lean. A un cine que transmite la realidad más cruel de la forma más hermosa posible.

Memorias de lo cotidiano



Termino de leer "En mi país desconocido. Diario de la cárcel, 1944", de Hans Fallada, y casi quedo sin palabras que puedan describirlo. Por supuesto, es una obra magnífica y valiente: Las memorias de un escritor ingresado en un centro psiquiátrico tras haber disparado a su ex-mujer; una denuncia del Nacionalsocialismo en pleno Tercer Reich, escrita en el tiempo que permaneció recluido; una narración de lo cotidiano durante la II Guerra Mundial y los años que la precedieron;... Es todo eso y más. Y al final, cuando llegamos al epílogo, la confrontación de este diario con la realidad: El autor ha transformado los hechos en material literario. La verdad y la mentira se han ido entrelazando. Nos hemos encontrado con la dramatización de situaciones, el falseamiento de otras, la traición de la propia memoria, la "desnazificación" de los amigos, etc.
Las preguntas que me vienen a la mente son: ¿Cómo pudo alguien escribir algo así en una situación como la suya? ¿Es tan fuerte la idea de posteridad para un autor?
A veces pienso que es imposible conocer al ser humano y lo que es capaz de hacer. Tan sólo podemos intuirlo.

miércoles, 18 de julio de 2012

Diarios de la creación


Por mi cumpleaños, cosa lógica, me regalaron algunos libros. Quien me conoce sabe que es difícil equivocarse regalándome alguno que sea bueno. Uno de ellos, "El diario de Víctor Frankenstein", de Peter Ackroyd, es el que me dispongo a comentar.
Se trata de una novela muy bien armada, de un estilo clásico. Su autor, muy dado a escribir biografías de grandes nombres de la Historia, como Charles Dickens o T. S. Eliot, se caracteriza, como es de esperar, por documentarse de manera profusa, pero sin hacer de ello una exposición de datos sin fin. Al contrario, en este caso, se dedica a jugar con los hechos, resultando de ello, por ejemplo, que Harriet Westbrook, primera esposa de Percy Bysshe Shelley, es a su vez la primera víctima de la criatura engendrada por Víctor Frankenstein. (No daré más ejemplos, pues sería destripar la obra).
Salvo por la "sorpresa final" (aclarar que la hay quizás sea sobrepasarme), la novela transcurre de manera previsible: Víctor, poco a poco, va introduciéndose en el conocimiento de la electricidad como energía que puede devolver la vida a los muertos, hasta que crea un monstruo. Un monstruo que no es de este mundo, pero que tampoco puede abandonarlo y que comete actos crueles al ver que nadie lo acepta en su estado actual. Muestra, pues, tener sentimientos... Como decía, es previsible. Lo que la hace una novela atractiva es su manejo de los personajes, su manipulación de los datos históricos, la riqueza de la ambientación. Y un personaje, Fred, chico para todo de Frankenstein, cuyo descaro resulta refrescante. También se tratan la bioética, las consecuencias de la industrialización, el sentimiento religioso, etc. 
Aparecen en la novela, como ya anticipé, personas reales: Percy Bysshe y Mary Shelley; Lord Byron y su médico, Polidori; la primera esposa de Percy, Harriet Westbrook; Mary y William Godwin, etc. Y la famosa noche de tormenta en la que los cuatro primeros se retaron a crear historias de terror para ver quién conseguía escribir la que diera más miedo. Consecuencia de esa noche fue "Frankenstein" y es este "Diario de Víctor Frankestein".

miércoles, 20 de junio de 2012

La pasión de Adèle H.




En 1975, François Truffaut dirigió una magnífica película, "Diario íntimo de Adela H.", basada en un hecho real: el amor pasional de una de las hijas de Victor Hugo hacia un teniente apellidado Pinson, al que acosó, esa es la palabra, hasta perder el juicio; por lo que terminó sus días en una institución psiquiátrica. En ella permaneció recluida sus últimos 40 años. No sabría decir si su locura fue previa o posterior a dicho amor.

Siempre he afirmado que en el cine francés se grita de verdad. Y es que los cineastas franceses tienen un algo especial a la hora de mostrar las emociones. Éste es un ejemplo perfecto. La fuerza de la historia, la belleza de sus imágenes, la interpretación de Isabelle Adjani (una de las divas más hermosas del cine galo, aunque dicha afirmación actualmente parezca una ironía, como su rostro),... remiten a un amor como el que se describe en las "Cartas de amor de la monja portuguesa". Amour fou. Y muy literario.

Bienvenida

Hace años que quiero crear un blog sobre los libros y las películas que veo. Un blog irregular en el tiempo, claro. Que dependa de mi estado de ánimo, de lo que tarde en leer o ver una película. Trataré de ilustrarlo con algunas fotografías propias, para aportar un punto de originalidad estética. Será bastante obvio cuando la ilustración no sea mía (el ángel pensador que se puede ver en esta entrada posó para mí, pero aún no he conseguido que lo haga Michael Fassbender).
También hace unos años, aunque menos, oí algo así como que en 2003 aún resultaba moderno escribir un blog. Dado que no hago demasiado caso a las modas, tan solo lo considero una idea ingeniosa.
 Así pues, os doy la bienvenida al blog que acabo de crear sobre dos de mis pasiones (quizás, tres).