miércoles, 29 de enero de 2014

¿Quién eres?


Dice Zadie Smith que cuando escribe tiene que contenerse, porque, si no, acabaría siendo tan poco clara como el Joyce de "Finnegans Wake". Si obviamos lo pretenciosa que parece dicha afirmación, hemos de coincidir con ella en que ciertamente se nota que le gusta jugar con las formas, aunque más bien con aquéllas que resultan obvias. Nunca nos perdemos respecto al significado de cada frase ni dudamos de qué personaje habla. En su última novela, "NWLONDON", encontramos dos caligramas y se imita el flujo de la conciencia. Fuera de eso y de la estructura del libro, no podemos hablar de una obra de la complejidad, por ejemplo, de "Las olas", de Virginia Woolf. Sin embargo, considero que se trata de una novela interesante, atrevida y en absoluto desdeñable.
En ella, se nos narran varias historias, todas referentes a personajes nacidos y criados en el mismo barrio conflictivo del noroeste de Londres (de ahí el título): Leah, de clase media, ha conseguido salir adelante. Empatiza demasiado, por eso es fácil que le tomen el pelo. Su mayor problema es que no quiere tener hijos y está rodeada de personas que la presionan para que los tenga. Le sisa píldoras anticonceptivas a su amiga Natalie, a la que conoce desde pequeña. Ésta se halla casada con un hombre rico, abogado de prestigio, guapo; sus hijos son educados,.. Básicamente, es uno el inconveniente que empaña esa imagen de familia idílica: que nada de eso la hace feliz. Conocemos a otro personaje, Felix, por referencias, cuando ya ha sido asesinado, hasta que se nos cuenta el último día de su vida. Trata de rehacerla. ¿Para qué? Es ésa una de las preguntas que parece sobrevolar esta obra: ¿Para qué tanto esfuerzo por convertir nuestras vidas en algo más, si podemos encontrar nuestro final en cualquier callejón? Y es que, a pesar de algunos momentos de humor, "NWLONDON" es una historia (muchas historias) dura. En un momento dado, se escribe sobre un personaje: "Un músculo de esperanza quiso tensarse en su interior, pero lo tenía debilitado por falta de uso".
Dice también Zadie Smith, que ésta es una obra indirectamente política: No nos habla de derechas o izquierdas. Sus personajes se mueven, opinan, toman decisiones según su ideología. Unos piensan que los habitantes de zonas depauperadas no hacen nada para salir de su miseria porque sencillamente no quieren, otros que hay que ayudarles. Es la manera de mostrarnos como seres políticos que tenemos en el día a día. Quizás la más real. Yo también creo que hemos de juzgar a las personas por sus actos, más que por sus palabras. Basta con repasar las promesas incumplidas de los que fueron candidatos a gobernarnos y ahora nos gobiernan para comprender a lo que me refiero.
Los personajes de "NWLONDON" parecen deambular constantemente, sin llegar a ninguna parte. Van al trabajo, discuten con sus parejas en casa, quedan para cenar, llevan a los hijos al parque, visitan a sus ex, visitan a sus padres, van en metro, en autobús, caminan,... Se mueven y acaban preguntándose "¿Avanzar hacia dónde?".
Por eso, porque su autora no pretende tener la solución a los problemas, tampoco concluye su novela con un final que responda claramente a las dudas del lector, ni siquiera sobre las intenciones de ésta. Nos muestra la superficie para que intuyamos el fondo. Lo cual me anima a considerar que no es del todo acertada la teoría que afirma que la literatura anglosajona de calidad está acabada desde que se ha vuelto causalista y da una razón a cada cosa convirtiendo las obras en un mero cúmulo de obviedades. Existen todavía pruebas de lo contrario. Ésta es una.

jueves, 23 de enero de 2014

Coleccionando simetrías III: Cuando escucho a Wagner durante más de media hora me entran ganas de invadir Polonia

Ante el entusiasmo provocado por esta sección, he decidido hacer un guiño a nuestro amigo chileno Juan Melville, por si no le pareció suficiente la foto que ilustraba la anterior entrada, nombrando una curiosa coincidencia entre la adaptación cinematográfica de "El corazón de las tinieblas" y un clásico de la literatura universal.
Cualquier cinéfilo, qué digo, cualquiera que haya estado en este mundo más de un minuto conocerá la famosa escena de "Apocalypse Now" en la que helicópteros estadounidenses sobrevuelan Vietnam a ritmo de "La cabalgata de las valkirias" (lo de que sobrevuelen el país y suene música de Wagner es la parte bonita. Por supuesto, no se conformaban con eso. Como se ve en la imagen, también les da por trufarlo todo de bombas). Pues bien, no sé si el padre de Sofia "mejor os hubiera ahorrado mis dos últimas películas" Coppola, además de lector de Joseph Conrad, lo era del inmortal Marcel Proust, tal es la enorme similitud que encuentro con algunas líneas de "El tiempo recobrado": En plena Primera Guerra Mundial, mientras los bombarderos alemanes ("gothas") realizaban incursiones en los cielos parisinos, "a veces resonaba la sirena como una desgarradora llamada de Walkure -única música alemana que se oyera desde la guerra-". 
Si no se trata de una "simetría", al menos, permitidme que lo califique de "parecido razonable".

P. S.: Resulta innecesario aclarar que la frase que da título a esta entrada es del genial Woody Allen. Como creo que a veces le falta un poco de humor a mi blog, terminaré con otra que resume a la perfección mi interés (más bien, la falta de él) por algunas dudas existenciales: " ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos? ¿Hay posibilidad de tarifa de grupo?".

martes, 21 de enero de 2014

Mi país inventado: Château d´Espagne


Me pregunto si existe algún elemento en las novelas de aventura que predomine sobre la sensación de precariedad. Cualquier empresa que carezca de ella adolecerá de falta de épica y, sin ésta, no hay aventura que valga. Ésa es una de las conclusiones que resultan más evidentes de la lectura de "El príncipe de la niebla", de Martin Mosebach, obra ambientada en la Alemania de finales del XIX, cuando aún existían territorios "sin dueño" y los exploradores no eran meros turistas con ínfulas. Su autor aprovecha un episodio real de la historia colonial germana como excusa para el desarrollo de esta novela en la que un joven e inexperto aprendiz de periodista, Theodor Lerner*, se ve embarcado (nunca mejor dicho) en una expedición por mar cuyas razones de ser son dos: La públicamente reconocida, encontrar a un ingeniero perdido en el Ártico, y la secreta, conquistar la Isla del Oso para su explotación minera. Detrás de ello se encuentra un personaje cándidamente maquiavélico, la señora Hanhaus, estafadora con un concepto curioso de las relaciones sociales: Todos utilizamos a los demás en nuestro beneficio, sin importarnos la licitud o la moral de los medios, y todos somos conscientes de ello. Por eso, la señora Hanhaus no se siente culpable ante sus víctimas, pero tampoco exige responsabilidades a quienes tratan de timarla.
Lo que comienza como una narración a lo Julio Verne va convirtiéndose progresivamente en una detallada descripción del submundo de la especulación hasta, finalmente, transmitir una idea como aprendizaje tras todos los eventos que reseña: La vida en sí es precaria y es eso lo que la convierte en una aventura.

* Parece evidente la intención de Martin Mosebach a la hora de elegir apellido para el protagonista de "El príncipe de la niebla": Lerner significa "persona que aprende".

Destaco un pensamiento del director del periódico para el que trabaja Theodor: Considera que no existe prensa libre mientras ésta sea esclava de los sucesos del día a día, mientras deba esperarse a que éstos tengan lugar para informar sobre ellos y que "la prensa se libera del yugo de los acontecimientos, con su carácter azaroso, imprevisible e imponderable" cuando es ella misma la que "inventa los acontecimientos que relata". A través de críticas indirectas, aunque nada veladas, como ésta a determinada manera de entender las cosas, Mosebach da profundidad a un género a priori ligero, sin por ello olvidarse de entretener.

P. S.: Quienes no sepan francés, por favor, no traten de traducir literalmente la expresión "Château d´Espagne". Significa, aproximadamente, "castillos en el aire".

lunes, 13 de enero de 2014

Coleccionando simetrías II: Historias de la radio


He dudado mucho sobre si incluir esta cita en mi colección de "simetrías", de frases literarias sobre coincidencias, pero, al final, he decidido que me vale al menos para ironizar sobre la importancia de éstas. Se trata, en este caso, de una especie de espejismo: 

"¿Coincidencia? El azar tiene límites. El DJ que hablaba por la radio en la cocina de Colin Hanwell no podía estar siempre entre dos temas. No podía estar siempre entre dos temas justo cuando Keisha Blake entraba en la cocina de los Hanwell. Ella hizo pesquisas. Pero el padre de Leah [...] no pareció entender la pregunta.
-¿Qué quieres decir? Es que no hay música. Es Radio 4. Solamente hablan".

NWLONDON,
Zadie Smith.

domingo, 12 de enero de 2014

Damas del teatro

Son muchos los que han relacionado "Agosto", obra de Tracy Letts galardonada con el Pulitzer de Teatro en 2008, con clásicos de la dramaturgia estadounidense como Eugene O´Neill o Tennessee Williams. Coincido plenamente con esa opinión. El hogar de los Weston nos suena, es terreno conocido. Cinco años después de su estreno en los escenarios, nos llega la adaptación cinematográfica.
Podemos leer esta obra como una historia de mujeres a lo largo de tres generaciones:
Tercera: Abigail Breslin (irreconocible "pequeña Miss Sunshine") interpreta a una chica porrera de 14 años bastante pasota que empieza a cometer errores en su vida, como enrollarse con hombres de 50 años.
Segunda, formada por tres hermanas:
Julianne Nicholson: Mantiene una relación que oculta a su familia. Como solterona, hasta el presente se ha quedado a vivir en casa de sus padres, soportando el comportamiento desquiciado de éstos.
Julia Roberts: Divorciada. Madre del personaje interpretado por Abigail. Su marido la ha dejado por otra mucho más joven.
Juliette Lewis: Multi-divorciada y descerebrada. Ha aprendido a vivir sola, pero únicamente como paso previo a tener pareja.
Primera, formada por dos hermanas:
Margo Martindale: Casada y presunto mayor apoyo de su hermana. Podría ser feliz, pero guarda un secreto que lo hace imposible.
Meryl Streep: Madre de las mujeres que forman la segunda generación y abuela de la de la tercera. Adicta a las pastillas, fumadora con cáncer de lengua (cuando le preguntan si debería estar fumando, contesta con un displicente: "¿Acaso se supone que alguien debería fumar?"). Está amargada y no le importa mostrarlo. Parece que su infancia desgraciada y su enfermedad justificaran su mala baba. O que viviera para sabotear su vida y la de quienes la quieren.
Todas estas mujeres (además de la chica que cuida la casa) y sus parejas, todas sus frustraciones y sus odios, se reunen durante unos días en el hogar de la matriarca como a la espera de que éste estalle en pedazos.
Los actores (los hombres) están bien, incluso muy bien en los casos de Sam Shepard y Chris Cooper, pero no dejan de ser comparsas de ellas.
Se trata de una magnífica adaptación en la que su director evita el lucimiento personal. Tiene claro que el material original es de primera y que su elenco de actores de 5 estrellas lo sabe y es más que capaz de sacarlo adelante. Como consecuencia de ello, nos encontramos con unas interpretaciones de lujo. Incluso Julia Roberts está impresionante. Me creí hasta a Benedict Cumberbatch como oriundo de Oklahoma.
Destaco la banda sonora de Gustavo Santaolalla, que acompaña la trama y la engrandece sin ningún efectismo. Es tan hermosa que podría escucharse independientemente de la película sin perder fuerza.
Sólo hay un "pero": Que los productores obligaran a cambiar el final de la obra y ponerle un pegote completamente innecesario, por fortuna corto. 
En conclusión: Ha nacido un clásico.

P.D.: Sé que ésta no es una reseña muy elaborada, pero quiero que la gente vaya a ver "Agosto" y he preferido no retrasar su publicación. De ahí que parezca una entrada precipitada.

sábado, 4 de enero de 2014

Coleccionando simetrías I: El porqué de las cosas

Dicen que el hombre es un animal de costumbres. Heidegger lo definía como "un ser de lejanías". Por mi parte, añado que es un ser de obsesiones. Quienes me leen saben que una de las mías es la de fijarme en ciertas coincidencias casuales. He escrito ya en alguna entrada anterior sobre este tema, pero desde un punto de vista diferente al actual. En este caso, me propongo "coleccionar" referencias literarias a las simetrías vitales (algo que guarda cierto parecido con lo que hace Paulette Petras con su famosa Ciudad Sitiada, pero sin ánimo de plagio). Ir encontrándolas no depende de mí, por eso no sé si esta entrada tendrá continuación. Tan sólo puedo prometer que compartiré con vosotros todas las que vaya descubriendo. Estad atentos.


"Nos consuelan las simetrías que creemos adivinar en la vida porque sugieren un diseño donde no lo hay".
La gran casa, 
Nicole Krauss.

"-¿Sabe usted lo que tienen en común las batallas de Salamis y Lepanto? [...] Ambas batallas navales tuvieron lugar en Grecia. Ambas constituyeron combates de Oriente contra Occidente. En ambas ocasiones, Oriente luchó contra una coalición. Y también, en ambas, Occidente se encomendó a la protección de una divinidad virginal: la estatua de Paladio y la Virgen del Rosario. En ambas batallas combatieron los dos poetas más relevantes de su tiempo: Esquilo y Cervantes. Los dos comandantes de Occidente habían nacido fuera del matrimonio: Temístocles y don Juan de Austria. Y ambos líderes fueron depuestos tras sus victorias. Los dos tenían la intención de fundar imperios en Oriente. Los dos fueron envenenados [...]
-¿Y qué se deduce de todo ello? [...] Muy bien, existen simetrías, pero ¿qué significan?¿Acaso lo que usted pretende haber descubierto tiene algún significado palpable? [...]
El capitán, confundido, guardó silencio. Todavía estaba obnubilado por su hallazgo, y se mostró desarmado ante el ataque de Lerner.
-No lo sé- dijo en voz baja".
El príncipe de la niebla,
Martin Mosebach.

Por último, añado una reflexión: Ya desde antiguo, la escuela pitagórica vinculó simetría y belleza. Así que, ¿por qué no pensar que quizás a algunos nos atraen este tipo de simetrías no porque creamos ver algún significado arcano en ellas, sino, simplemente, porque amamos la belleza que encierran?

P. S.: Esta vez, la foto no es mía. La elegí porque me pareció que resumía de manera hermosa el tema de esta entrada.