martes, 5 de mayo de 2015

Alcanzar la cumbre






No pretendo convertir este blog en uno de esos dedicados a ilustrar las virtudes paisajísticas de Gran Canaria. Otros lo hacen mejor que yo. Tampoco deseo saturar con un mismo tema, así que procuraré hacer un ejercicio de contención. No quiero provocar entre mis lectores una variante del famoso síndrome de Stendhal, en este caso provocado por la acumulación de belleza natural.

Lo cual no me impide dejaros con esta fotografía que casi parece una postal de los alrededores del Roque Nublo. No sé por qué, encuentro cautivadora esa especie de cuerno de rinoceronte rocoso en lo alto de todo.











Con esta imagen tomada desde las cercanías de la Caldera de los Marteles que refuta la idea de que Gran Canaria es una isla árida. No sé por qué, tanto pequeño pueblo hasta llegar, al fondo, a la más vasta ciudad de Las Palmas, me hace recordar "La aldea del arce". Como me dijo la Chona Mayor en una ocasión, "shalalele, shalala, esta aldea es genial".























Y con esta otra que guarda ciertas reminiscencias de "Las habichuelas mágicas", al mostrar algo así como un territorio de ficción limítrofe con las nubes. (No diréis que no le echo imaginación a estos comentarios).



















P. S.: Si la primera foto parecía una postal, a la segunda ya es que solo le falta que la impriman. Si hasta viene con letritas.
En la tercera fotografía las nubes aparecen algo emborronadas. No se trata de un exceso de edición.