Tengo la impresión de
que, en sociología, ha sido más estudiado el caso de aquellas
personas que tratan de ser aceptadas por la mayoría y pulen, por ello,
las aristas de su personalidad, que el de quienes, precisamente al
sufrir presiones para asimilarse a los otros, acaban por exacerbar
sus diferencias y convertirse en "perros verdes". Desde el
punto de vista literario, sin embargo, resultan infinitamente más
interesantes las segundas. Para quienes coincidan conmigo, les
presento a Aaliya, la protagonista de "La mujer de papel",
de Rabih Alameddine: Se trata de una anciana beirutí que nos narra
su vida a la vez que nos va enamorando con sus reflexiones sobre casi
todo: El amor, la soledad, el matrimonio, la religión, la guerra
(cíclica en su país), la amistad, el Líbano y un largo etcétera
llamado Literatura (nombres como Roberto Bolaño, Javier Marías, J.
M. Coetzee, Marguerite Yourcenar -"Memorias de Adriano" es
su libro favorito-, William Faulkner,...aparecen recurrentemente en
el discurso de la protagonista). De muy joven, sus padres la casaron
con un hombre al que ella se refiere habitualmente como el
"energúmeno" o el "impotente". No mucho tiempo
después, éste se divorció de ella con la típica fórmula de
rechazarla. Desde entonces, decidió vivir sola. Trabajaba en una
librería casi sin clientela que le facilitaba su mayor actividad: leer.
No resulta extraño que se defina con las siguientes palabras: Soy "una
gran lectora con un fastidioso dolor de espalda". Durante los
últimos 50 años se ha dedicado a traducir grandes obras, más bien
recientes, con el criterio de que no estén escritas en inglés o
francés. Y, como ella sólo conoce esos idiomas y el árabe, lengua a la que las transpone, ha de
realizar traducciones de traducciones, razón por la que no valora el
resultado de su labor silenciosa. Supone que, como ella misma, no
tiene ninguna importancia para los demás.
Probablemente sólo haya
querido a dos personas, Ahmad y Hannah, presencias habituales en la
librería en la que trabajaba. La historia de él nos habla de la
pérdida de la inocencia; la de ella, de un amor imposible y, por
ello, trágico, que resulta muy conmovedor.
No quiero desvelar gran
cosa de esta novela, para no estropeárosla. Así que os animaré a
darle una oportunidad compartiendo con vosotros algunas frases de las
muchas inspiradas que contiene:
"Queridos escritores
contemporáneos, hacéis que me sienta incompetente porque mi vida no
es tan clara y concisa como vuestra literatura.
Debería mandar cartas a
los escritores, a los talleres de escritura y a los editores. Estáis
estrangulando la literatura, dejándola sin vida, frase a frase,
todas hermosas, libro a libro, todos anodinos".
"No hay pérdida que
sintamos más profundamente que la pérdida de lo que podría haber
sido".
"Israel, ese
ridículo estado pigmeo rebosante de autoestima". (Aaliya aclara
que también considera el Líbano como un estado pigmeo, no se trata
de una cuestión patriótica).
"Silvio Berlusconi
[...] ese presumido con cara de rata". (Por si aún no lo habéis notado, una de sus actividades favoritas es quejarse).
El título original de
"La mujer de papel" ("An unnecessary woman") hace
referencia, sospecho, a la similitud poética entre la protagonista y
el Arte. Como dijo Oscar Wilde: "Todo arte es
completamente inútil".
P. S.: Espero que te haya
gustado la reseña, Paulette. No me juzgues con excesiva severidad. Y
gracias por darme a conocer esta novela.
:)
ResponderEliminarpaulette
¡Qué lacónica es nuestra Paulette! Bueno, así podemos interpretar su comentario: "Con esta sonrisa quiero decir que me ha encantado tu reseña, Jose. Cada día escribes mejor. En realidad, no sé por qué no te publican los de Gallimard. Y no me refiero a Gallimard Jeunesse. Sigue así. Aunque sé que eres tan genial que incluso si trataras de escribir mal, lo estarías haciendo bien".
ResponderEliminarPues muchas gracias por tu sonrisa, Paulette, y por lo que se interpreta de ella.
Un besazo, Adorable.