martes, 23 de octubre de 2012

Rosa, rosae

Mi mejor amiga, que es bibliófaga confesa, estaba leyendo "Rosa candida", de la islandesa Auður Ava Ólafsdóttir (ni idea de cómo se pronuncia) y me picó la curiosidad. Ya había visto el libro y me había llamado la atención su portada. 
Lo primero es lo primero, mi opinión: Me parece entretenido, diferente a lo que suelo leer, pero no diría que merece el bombo que se le ha dado en cuanto a premios (existe la teoría de que la mayor parte de éstos se debe a la traducción en francés, sin ser mala la española).
La novela comienza con una muerte, o la referencia a ésta, la de la madre del protagonista, un auténtico inútil (los hombres no salen muy bien parados), que va aprendiendo con pasos de bebé, como dicen los anglosajones. La escena en la que se narra dicha muerte resulta emotiva y sincera. Tras ella, Arnljótur, el personaje principal y narrador, decide abandonar su casa para viajar a otro país que parece de cuento o de narración medieval (aunque con los adelantos actuales) y cuidar de un jardín mítico en un monasterio donde lo acogen sin reservas. Al llegar a su destino, su pasado vuelve a él para cambiar su presente y marcarlo con una nueva vida, la de su hija, de pocos meses, fruto de un embarazo no deseado con una desconocida. (No evito contar datos importantes, porque se explican al principio de la historia).
La estructura de la novela, en pequeños capítulos y narrada de manera ágil, es uno de los ingredientes que la hacen entretenida, pero a la vez supone su mayor defecto, porque en este caso entretenida es sinónimo de ligera. De todas formas, si lo que se quiere es pasar un rato pensando sólo un poco, no es mala elección.
Probablemete lo mejor que he sacado de esta novela haya sido el comienzo de lo que espero que sea un pequeño club de lectura con mi mejor amiga.Y es que de casi todo podemos obtener algo bueno.

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