miércoles, 11 de junio de 2014

Memorial del engaño

No os dejéis engañar. Pese a su título, la última obra de Ian McEwan, "Operación Dulce", no es una novela de espionaje: El MI5* es tan solo el marco en que se mueve su torpe protagonista, Serena Frome. Lo mismo que los años 70 o la Guerra Fría (aunque, ciertamente, su autor llevaba tiempo queriendo situar una de sus tramas en esa época en la que comenzó su carrera). Se trata, en realidad, de una historia de amor, de un ensayo sobre la literatura y de un ejercicio formal.
Desde la primera página, McEwan juega con la tradición literaria: "No me alargaré mucho hablando de mi infancia y adolescencia", nos dice la espía en ciernes, al contrario de lo que harían algunos héroes dickensianos. Y es que Serena es justo lo opuesto a ellos: Hija de un obispo anglicano, nace en un hogar modélico y recibe una educación  quizás por encima de lo que sus aptitudes merecerían. Sus dos únicas cualidades son que se le dan las matemáticas y que le gusta leer, aunque, como le llega a decir uno de sus amantes, es "un jodido colador". Esta última característica es la que hace que la acepten en el MI5 y que forme parte de la "Operación Dulce", consistente en la búsqueda de jóvenes autores con ideas de derechas para financiarlos y de esa manera combatir la propaganda comunista (lo que llamarían "guerra de ideas", que por supuesto existió y existe).
Pero no es eso lo más interesante de la novela, sino la cuestión formal (y todos sabemos que esa es una cuestión de fondo) en la literatura: La conclusión, no podría ser otra, es que el verdadero compromiso de un escritor es el que mantiene con su propia concepción sobre lo que es y lo que debe ser el objeto de su trabajo. Igualmente legítimas son la práctica de una literatura de mero entretenimiento, como la experimentación vanguardista, como usarla en función de la defensa de cuestiones sociales o los ejercicios estilísticos con la sola intención de mostrar la belleza en estado puro (auque, claro, no hay que llegar al extremo de la protagonista, que afirma la superioridad de Jacqueline Susann y "El valle de las muñecas" sobre Jane Austen).
El juego formal llega al punto de que Ian McEwan usa su biografía para componer el personaje del que acaba enamorándose Serena: Uno de los autores captados a través de la Operación Dulce, Tom Haley. Hace referencias a relatos propios, usa a amigos como Martin Amis e Ian Hamilton en algunas anécdotas en las que participa Tom, troca el premio Somerset Maugham, que ganó por "Niños en el tiempo", en el Jane Austen que recibe su personaje, que ha estudiado, como él mismo, en una universidad no Oxbrigde (lo cual es todo un símbolo: Serena se licenció en Matemáticas por la Universidad de Cambridge, con lo que se contraponen la clase media y las elites, o una persona sin conciencia social y un autor comprometido).
Y, finalmente, es una divertida e ingeniosa historia de amor, no exenta de dolor ("traté de vomitar en vano. Para expulsar tu sabor de mis entrañas", dice uno de los personajes, evidenciando la fisicidad del enamoramiento cuando se convierte en parte de uno mismo), en la que nada es lo que parece, de las que no se olvidan. Como con cualquier buena novela de espías, su desenlace no se ve venir y no debe ser desvelado.

* Supongo que no es necesario aclararlo, pero cabe la posibilidad de que alguno de quienes me leen no lo sepa y no tenga ganas de consultarlo. Así que le ahorro el esfuerzo: El MI5 (Military Intelligence Section 5) es el nombre con el que es conocido comúnmente el servicio de inteligencia británico destinado a la seguridad interior y la denominación oficial que recibió entre septiembre de 1916 y 1929.

P. S.: Se me olvidaba. Ian McEwan dedica este libro a su amigo, ya fallecido, Chistopher Hitchens. Lo cual destaco, como ateo practicante,  por haber sido éste todo un ídolo de masas para quienes compartimos con él nuestra creencia en la no existencia de ningún dios. Vamos, que es nuestro Justin Bieber, pero con un poco más de nivel.

2 comentarios:

  1. Hola Jose,

    Sólo he leído EXPIACIÓN y CHESIL BEACH pero ésta debe ser la última que publicó Anagrama. Tiene muy buena pinta. Ya le llegará su turno. ¡ Es que hay tanto por leer !. Como dice Annie Ernaux: "Je ne voyais que dans les livres, tout m´étais littérature".

    Besos,
    Paulette

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  2. Hola, Adorable:
    Esta es mi primera novela de Ian McEwan, aunque también tengo Expiación, ¿cómo no? Toda ella me pareció disfrutable, pero pensaba: "¿y si su autor no sabe terminarla y todo queda en una obra del montón?". Pues bien, al final, un final que sólo has de descubrir por ti misma sin echarle un ojo a mitad de libro por curiosidad, acaba dándole un significado inesperado y muy hermoso. Trascendente.
    Ah, he comprado dos de las novelas que recomiendas en tu blog: "Bestias sin patria" y la de Sabina Berman. Aunque la segunda porque un amigo me dijo que se divirtió mucho con ella. (Vale, lo admito, junto con esas, iban en la bolsa de la librería que me traje a casa unos cuantos libros más que incluían el Goncourt 2013 y la última novela de Salter. Pero es que no me pude contener. Seguro que me comprendes).
    Un abrazo, Paulette. Y no te preocupes, pronto pondré tu blog de cortos entre los blogs chulos que recomiendo.

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