
El doctor Abad Gómez había sido conocido anteriormente por combatir las enfermedades a través de iniciativas políticas. Era consciente de que siempre será mejor prevenir que curar y, como consecuencia, que era más eficaz conseguir potabilizar el agua que llegaba a los hogares, que tratar a los enfermos con antibióticos una vez infectados. De ahí que ése fuera durante mucho tiempo su mayor empeño.

A esas memorias, Faciolince añade su visión de la vida y la de su padre. En gran medida, coincidentes, y en la misma medida, sensatas. Supongo que esta última característica es una de las razones del éxito del libro: Uno siente que estuviera leyendo un relato narrado por una mente hermana en cuanto a las ideas. (Destaco como ejemplo de ello la indignación del autor cuando, durante el funeral de un ser querido, el oficiante, que era obispo, repetía una y otra vez la letanía "¡Alegría, Aleluya, Alegría!", pues la persona fallecida iba a reunirse con su creador. Como consecuencia de ello, su padre y él se salieron de la iglesia. No lo soportaban. A mí me ocurre algo similar cuando escucho a un sacerdote en un funeral referirse al finado como un "pecador". Así, tal cual. Delante de sus seres queridos, en vez de honrarlo, desde el púlpito se atreven a insultarlo. Y cada vez que asisto a ese lamentable espectáculo, me dan ganas a mí también de salirme soltando alguna blasfemia).
Dice Faciolince que su intención al escribir "El olvido que seremos" ha sido retrasar para su padre ese olvido que a todos nos llega una vez fallecemos. La verdad es que no solo ha conseguido eso, sino que lo ha convertido en parte de una memoria compartida más allá de los límites de quienes lo conocieron en su día y más a llá de las fronteras de su país.
P.S.: En octubre de 2012, el mismo autor publicó un artículo titulado "Acuérdate de olvidar" en la revista "El malpensante". Lo pueden leer en la siguiente dirección: http://elmalpensante.com/index.php?doc=display_contenido&id=2689
Y, de paso, si la desconocían como yo, descubrirán una revista bullente de cultura con textos de Thomas Pynchon, Jorge Edwards, el director de cine portugués Miguel Gomes, Gay Talese, Martin Amis, Ricardo Piglia, Juan Gabriel Vásquez, que entrevista a Jonathan Franzen, y un etcétera tan largo que llegaría de aquí a Lima (o a Medellín) .