sábado, 5 de octubre de 2013

Vidas en tránsito I: Ontario-Canarias

Ban Righ Hall

Marg Sisson debía rondar los 20 años en 1963. Se había matriculado en una carrera de Letras en la Queen´s University de Kingston, Ontario. (Dato curioso: La universidad fue fundada en 1841, 26 años antes que el estado de Canadá. Dicho de otra manera, su país de nacimiento aún no era centenario siquiera). Conocida es la influencia de los escoceses en Ontario, de ahí que el diseño del edificio tuviera como modelos las universidades de Edimburgo y Glasgow.
Marg era una estudiante aplicada, pero no la típica que subraya sus libros usando una regla. No, hacía unas líneas erráticas y con bolígrafo azul (la verdad es que era algo sacrílega en ese sentido). Escribía de manera clara, algo amanerada, pero resuelta y rápida.
Decidió alojarse en la Ban Righ Hall, una residencia para mujeres (vale, el nombre es algo obvio: Ban Righ significa en gaélico "la esposa del rey"). Fue esta la primera edificación que se contruyó con dicho fin en la Queen´s. Todo gracias a la iniciativa de un grupo de antiguas estudiantes, que consiguieron la mitad del dinero necesario para la construcción de la residencia a base de vender pasteles, organizar reuniones para tomar el té o para jugar al bridge y mediante pequeños donativos.
El primer año de Marg en dicha residencia, aún no existía el gran comedor que se inauguró casi al final de la década.
Muy probablemente, acabara licenciándose, aunque ha de tener ya unos 70 años, por lo que estará jubilada.
De Ontario y también de Letras son las escritoras Alice Munro y Margaret Atwood. Me imagino a Marg con una sonrisa de orgullo por sus compañeras de generación (aunque ellas son algo mayores), si dentro de unos días la Academia Sueca decide conceder a alguna de las dos el Nobel de Literatura.

Pero, ¿cómo conocí a la señora Sisson (éste, por supuesto, es su apellido de soltera. No sé si llegó a casarse alguna vez)? De una manera muy sencilla: Era mi cumpleaños. No recuerdo exactamente cuál, sólo que era veinteañero. Y mi amiga bibliotecaria decidió hacerme más de un regalo. Uno de ellos sería de broma: Un libro de segunda mano (la tercera edición de "The great critics", antología de crítica literaria compilada y editada por James Harry Smith y Edd Winfield Parks). Marg habia escrito sus datos en la primera página para que, si algún día se le perdía, supieran a quién devolvérselo. El libro tiene anotaciones que me dejan entrever su carácter y componer un vago retrato de ella. Es curioso el viaje que realizó "The great critics" hasta llegar a mis manos, de Ontario a Canarias. Ya hace 50 años que esa estudiante de Letras decidió escribir sus datos en su libro, que ha acabado formando parte de mi biblioteca particular. Probablemente ésta sea la manera más prosaica que conozco de pervivir a través de la escritura, pues, esté donde esté, Marg, para mí, seguirá siendo siempre esa estudiante de Letras, aplicada, que a principios de los 60 se matriculó en la Queen´s University at Kingston.

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