viernes, 30 de agosto de 2013

Puntos de lectura I



Sé que muchos sois aficionados a coleccionarlos. Y, como soy un chico generoso, he decidido ir compartiendo con vosotros algunos de los que tengo. Muy poco a poco, eso sí, pues lo bueno se hace esperar.
He aquí el primer punto de lectura: Lo compré, como habréis obviado, en el Museo y Galería de Arte Kelvingrove de Gologo (ciudad más popularmente conocida como Glasgow). Es uno de los muchos recuerdos hermosos que me traje de mi estancia de aproximadamente un mes en dicha ciudad. Si nunca la hubiera visitado, pensaría que es un horror, dado cómo ha sido reflejada en el cine. Pero tiene lugares preciosos: El museo ya citado (el más visitado de Escocia), el San Mungo de arte religioso, la universidad (con más de 500 años de antigüedad), el Jardín Botánico, varios edificios diseñados por Mackintosh,... Vamos, que este punto de lectura tiene un gran valor sentimental para mí.

6 comentarios:

  1. Bonito, muy bonito.

    Ya quisiera yo perderme un mes en Glasgow

    Paulette

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  2. Hola, de nuevo, Adorable. La verdad es que fui muy feliz durante mi estancia en Gologo. Tres de mis amigos pasaron su Erasmus allí y fui de visita. Eso me dio la oportunidad de sentir la ciudad como un estudiante más, pero sin estudiar: la convivencia en las residencias, la diversidad cultural, la cultura de las unions, que tanto se echa en falta en España, las salidas nocturnas,...Y, además, conocí algunos de los lugares más hermosos de la ciudad y visité Edimburgo. Toda una experiencia. Es una pena que el señor Wert haya decidido que la beca Erasmus no sirve para nada. Qué triste visión de la educación y la cultura tiene el señor ministro.
    Más besazos, Paulette.

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  3. En Chile llamamos "Marcadores" a lo que ustedes llaman "Puntos de Lectura". Son un fetiche entre los lectores, y no me excluyo de esa lista. Un buen marcador, con buen diseño, hace más placentera la lectura y son un interesante objeto de colección. Lamentablemente, suelen extraviarse con más facilidad que con la que se consiguen. Yo por ejemplo pierdo uno semanal, aunque por fortuna muchos de ellos vuelven a aparecer.

    Gracias por el blog y por lo variado de tus publicaciones. nos vemos

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  4. Perdona, Juan, por haber tardado en contestarte. He tenido días ajetreados últimamente. Y gracias por tus palabras. Intento que haya variedad. Así ni los lectores ni yo nos aburrimos.
    Creo que en España también se usa la palabra "marcador" para referirse a estos objetos. Al menos, yo la uso a veces. Pero con el tiempo ha predominado el uso de la expresión "punto de lectura" para que no quepa la posibilidad de confusión con los marcadores fluorescentes, esos rotuladores que se usan para destacar partes de un texto, tan útiles cuando uno es estudiante.
    Yo también he perdido algunos y me ha dado mucha pena. Sobre todo uno que me trajo mi hermano de un viaje a Praga. En él aparecía Kafka. Creo recordar que contenía una cita de uno de sus textos, pero al no entender el checo, nunca lo tuve claro. Por suerte, me trajo otros que conservo y aprecio. Pronto publicaré una foto de uno de ellos.
    Saludos. Me alegra que hayas retomado la publicación de entradas en tu blog. No tengo claro cómo hacerme seguidor (por eso no lo soy de ninguno), pero lo visito a menudo.

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  5. Nosotros le decimos destacadores a lo que ustedes le dicen marcadores jaja, esos plumones con colores fluorescentes para destacar frases y evitarnos relecturas forzadas.
    Tampoco sé cómo hacerme seguidor de un blog, es decir, ya lo soy de este, pero cuando intenté hacerlo con otro para explicarte a ti no dio resultado. Quizá me hice seguidor antes de que evolucionara la forma de seguir un blog, cuando era más fácil maja.
    Yo, al contrario tuyo, nunca he tenido un marcador "de colección" ni nada demasiado valioso, de hecho por lo general no son bonitos, pero a todos les encuentro su gracia escondida. Y así tengo el beneficio de no lamentar su pérdida, que es inevitable, algo así como la muerte de las personas. Solo he lamentado la pérdida de uno, uno que mi novia me hizo y que perdí sin darme cuenta. Cuando lo eché de menos (a veces leo varios libros a la vez, por eso no noté que ya no estaba) ya habían pasado meses desde la última vez que lo había visto y fue imposible encontrarlo. Era un marcador hecho de franjas de papel, y en cada una de esas franjas escribía los libros que leía, con su título y el autor. Así podía saber en qué cosas había leído usándolo. Por eso fue triste perderlo.

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  6. Hola, Juan.
    Precisamente uno de las riquezas que aprecio cuando leo obras de autores de habla hispana de otros países es la diferente manera de decir las cosas con la que me encuentro. Te traslada al lugar en el que transcurre la acción instantáneamente. Ahora mismo estoy leyendo, además del cuarto tomo de "En busca del tiempo perdido", la última novela de Vargas LLosa, que está situada en su Perú natal y una de las cosas que me encanta de ella es precisamente ese sabor local. Por ejemplo, a un coronel lo llaman "Rascachucha". En España casi nadie entenderá esa gracia, pero a mí me hizo reír.
    Sobre los marcadores, precisamente lo que los vuelve valiosos para mí es la anécdota que hay detrás de ellos. Por eso la incluyo en las entradas que les dedico. La que tú cuentas convierte el que perdiste en uno valioso. Un amigo me regaló este año 3 que hizo él y, con el tiempo, probablemente los incluya en esta serie. No me los trajo de ningún país extranjero, no son caros, no son raros, pero sí están hechos con cariño y buena intención (acompañada de un buen resultado. No vaya a leer esto y a indignarse).
    Saludos, Juan.

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