Probablemente la infancia
sea uno de los territorios que nos es más desconocido del país de
la memoria. Pero hay quienes se han sabido enfrentar a su
redescubrimiento. Es el caso de Georges Perec, que entre 1970 y 1974
fue desentrañando la suya. Y lo hizo de una manera original, como
era de esperar en él: intercalándola con una narración paralela
que escribió a sus 12 años sobre la isla W.
Centrémonos. Estamos
hablando de "W o el recuerdo de la infancia": doble relato
sobre la identidad y la pérdida de ésta. Perec nos dice casi desde
el comienzo: "no tengo recuerdos de infancia. Hasta los doce
años más o menos, mi historia no ocupa más que unas pocas líneas".
Su padre y su madre mueren durante la Segunda Guerra Mundial:
el primero a los cuatro años y la segunda a los seis en la vida del autor francés. Tras esto, fue adoptado por una tía paterna. A
través de fotos, de visitas a lugares donde vivió, de historias
oídas, de situaciones concretas del día a día de un niño, de su
"pequeña memoria", como diría Saramago, parece recuperar
Perec parte de su identidad. La guerra, los campos de concentración
y de exterminio, la Resistencia, el Holocausto,... tan sólo se
entreven, supongo que porque se trataba de ocultar todo ese horror a
los niños.
La otra historia que
cuenta el libro comienza con un exiliado en Suramérica al que ha
encontrado un miembro de una organización, la misma que le facilitó
la documentación con la que huyó de la Alemania nazi. Los papeles
que le dieron pertenecían a un crío que no habla, quizás autista, cuyo barco naufraga cuando viaja con su madre en busca de un lugar donde pueda recuperar el habla y que , probablemente, sobrevive en la ficticia isla W, sita en el
archipiélago argentino-chileno de Tierra del Fuego. En dicha isla
nos encuentramos con una sociedad distópica. Es en este relato donde
sí se muestra todo el horror que se nos evita en el otro: las
mujeres y los niños están separados de los hombres. Ellos son
deportistas, competidores, que luchan por la supervivencia en un
mundo con reglas arbitrarias, con jueces injustos. Ellas sirven tan
solo para ser violadas y procrear futuros deportistas; para satisfacer a los campeones.
Competitividad salvaje, violencia, tortura, muerte son los elementos
más evidentes en las vidas de los pobladores de W.
Termina su autor estas
memorias con las siguientes palabras (lectores, quedáis avisados, es
el final del libro): "los fascistas de Pinochet se han encargado
de dotar a mi fantasma de un último eco: hoy día varios islotes de
Tierra de Fuego son campos de deportados".
P.S: Este libro fue
publicado originariamente en 1975, 15 años después de que Perec y
una de las seguidoras de este blog (las oficiales son sólo chicas,
curiosamente) contrajesen matrimonio. Pues tendré que dedicarle esta
entrada a ella: Paulette Petras, que tiene dos blogs, ambos muy
recomendables. Quizás me ha quedado corta, pero la obra habla por sí
misma (lo cual se puede aplicar a cualquier otra, pero de alguna manera
tengo que justificarme).
Como suelo hacer cuando
le dedico una entrada, añado (esta vez unos extractos de) un poema
que escribí hace muchos años, que en cierto modo también habla de
la identidad:
Aún no es todo
Puedo llenar, pues, lo que
no existe
Aún no es el final
Y hay camino por andar
Completarse, conocerse
Es terminar
No quiero llegar a ninguna
parte
No quiero encontrarme a mí
mismo
Deseo perderme
Distraerme
Pensar que las flores del
camino
Aún pueden adornar mi
frente
P. D.: ¡Qué bonito! Un
poema mutilado. Lo que yo no haga para satisfacer a mis lectores (la
mayoría /as).
¡Jose!
ResponderEliminarMe alegro de que ya le hayas dedicado una entrada a mi querido Perec. Además, has elegido una fotografía preciosa que yo misma hice con nuestro gato :)
Tu poema mutilado me gusta mucho. ¿ Por qué no lo compartes la versión extendida? Estaría bien.
Muchas gracias por dedicarme esta entrada.
Un beso
Paulette
Paulette, confía en mí. Si no copié el poema completo, es porque en realidad nunca estuve contento con él y esa es la parte salvable. Mejor que te haya gustado tal cual lo muestro. Para una lectora participativa que tengo, no la voy a espantar.
ResponderEliminarAh, no creas que incluir al minino junto a Georges en la foto fue un acierto por tu parte. Perdón por ser tan crítico, pero se dan un aire a Gargamel y Azrael. (Bueno, es tu marido y supongo que lo quieres, así que no insistiré en la comparación).
Y gracias a ti, una vez más, por animarme a leer libros o ver películas que había ido posponiendo. Trataré de leer La mujer de papel (por tu otro blog), pero no te prometo nada. No sé si lo conseguiré (me refiero al libro, no a leerlo).
Abrazos mil. Bueno, y un beso, para no ser tan seco.
¡¡¡La Mujer de Papel de Rabih Alameddine es fantástico!!! Corre ya a la librería más cercana a comprarlo. Hay una edición de bolsillo, que salió recientemente, que está bastante bien de precio. Y ya de paso, píllate todo lo que encuentres de mi marido. Hay bastantes obras traducidas al español, aunque yo recomendaría leerlas en francés porque tiene un estilo muy personal. Los traductores españoles de Perec son buenos pero hay algunos libros que son completamente diferentes en su lengua original. Mejor en francés.
ResponderEliminarSeguro que tienes más lectores pero algunos no se atreven a comentar tus entradas. Bah! ellos se lo pierden ! :)
Un beso
Paulette
¡¡Hola Jose!!
ResponderEliminarQuisiera compartir contigo un nuevo proyecto en el que he estado embarcada este verano. Espero que te guste.
http://laciudadsitiada.blogspot.com.es/
Hola, "Adorable". Pues me ha decepcionado mucho el video. Dices que te has embarcado en un proyecto y no te veo a ti como gondolera. Es broma. Está claro que te gusta la experimentación en el arte, como a tu esposo. Lo cual convierte en interesante lo que haces. Ahora bien, mucho tendrás que viajar. Pero, con los royalties que cobras como heredera, seguro que eso no es ningún problema.
ResponderEliminarBesazos. Como te digo en tu nuevo blog, te seguiré.
Ah, lo escribo aquí para que no quede constancia en tu blog: escribiste Darguerite Duras en tu primera entrada. Corrígelo antes de que alguien no te tome en serio como francófila. Hay mucho criticón suelto por internet.
ResponderEliminarBesazos, Paulette.
Perdona, Paulette, lo pille tarde. Señores y señoras lectores, sí, es Darguerite Duras. No hay ningún error. Es sólo que soy torpe.
ResponderEliminarjajajajajajajjaja, sabía que lo pillarías ;)
EliminarP.
Hola!
ResponderEliminarInauguro mis comentarios en este blog con este libro, que a mí me pareció excelente. Y si me pareció así no fue solo por su calidad, sino también porque me sentí identificado con él. Como chileno, Tierra del Fuego es uno de los lugares más impresionantes que me ha tocado conocer, y eso no es porque sea parte de mi país y yo sea un patriota (nunca pelearía una guerra por Chile, por ejemplo) sino simplemente porque estoy cerca de este territorio.
He estado en Puerto Williams, al sur del canal de Beagle, al sur de tierra del Fuego y Ushuaia. Y estuve muy cerca de algunas de las islas en las que deportaban "comunistas" (léase con tono negativo, tono de la CIA) que en realidad eran muchas veces solo personas que pensaban un poco distinto al cánon establecido. Lo que me impresionó del libro fue lo bien escogido de su locación: tierras desoladas, de pampas eternas y desconexión infinita, donde podría existir hasta extraterrestres sin que nadie lo notase. Existen muchos mitos, pero lo increíble es que muchos pueden ser reales. Hasta se sabe que muchos nazis se refugiaron acá y se mimetizaron con los colonos alemanes, salvando así su pellejo como criminales de guerra.
Este libro me pareció poderoso, aunque de una forma sutil, de cadencias. Y es que ese territorio es un lugar de ausencias, y no sé cómo el pudo lograr captar (o imaginar) eso a los doce años de edad.
Saludos
PD: como puedes ver, ahora tienes un seguidor en tu blog, ya no son solo seguidoras mujeres
Hola, Juan. Precisamente cuando escribí esta entrada, pensé que os complacería a Paulette y a ti. Me pareció curioso. Una forma de uniros.
ResponderEliminarNo sé si la conoces. Ella es la "esposa" de Perec y una de mis lectoras más fieles. Precisamente ella me animó a leer este libro, que tenía en casa esperando desde hacía un año. El único que poseo de este autor.
Sabía que algunos nazis se habían escondido en Chile. Nunca he entendido bien los vínculos que los atrajeron hacia tu pais o si fue una elección al azar.
Cierto, eres mi primer seguidor varón. Así que estás bien rodeado.
Saludos, Juan.
Y gracias por tus comentarios.