miércoles, 13 de noviembre de 2013

Las dos caras de la verdad


Lo sé. Esta reseña es algo tardía. Escribo sobre "Gravity" cuando ya ha pasado el tiempo de promoción, pero es que no pertenezco al departamento ídem de la película. Lo que motiva mi retraso es que no sabía cómo enfrentarme a la redacción de esta entrada. La solución ha sido salomónica: Cortar al niño por la mitad. O sea, primero hablaremos de su protagonista y, luego, de la obra en conjunto:

A pesar de Sandrita Bullock: Desde que Marisa Tomei ganó hace 20 años el Oscar como mejor actriz de reparto por "Mi primo Vinny" (aquello parecía una tomadura de pelo por parte de Jack Palance, que fue quien lo entregó), no se había dado el caso de un Oscar a una actriz más sospechoso que el concedido a la Bullock por poner acento sureño en "The blind side", que en España se llamó "Un sueño posible" (sí, señores y señoras, la reina de la comedia romántica arrebató el Oscar a Meryl Streep y a Helen Mirren. Supongo que ellas todavía estarán procesando la información, como ocurre con los chistes sin gracia).
El caso es que a Alfonso Cuarón alguien debió decirle que esa mujer con cara de palo, pero que se conserva bastante bien para haber cumplido 49 años (lo que daría yo por tener unos muslos tan musculosos como los suyos), era la opción ideal para protagonizar su última película. No es que se trate de un error garrafal de reparto. Es sólo que, al menos yo, no pude evitar tomarme "Gravity" como una metáfora de la carrera de Sandra Bullock: ella dando tumbos en medio de la nada que ha supuesto su paso por el cine. Probablemente no fuera la intención de Cuarón que a algunos nos resultara risible ver cómo esta "actriz" se golpea una y otra vez contra estaciones espaciales. Pero es que cumple un sueño (algo cruel, quizás) que muchos albergábamos desde hace años. (Lástima que ya no haya más secuelas de "Saw". Habría sido la víctima perfecta).

La película: Hay que ser un magnífico director para conseguir hacer de una historia tan simple como la que cuenta "Gravity" (una lluvia de asteroides mata a la mayor parte de la tripulación de una estación espacial y los supervivientes tratan de volver a la Tierra) una estupenda película. No basta con los medios que se presuponen a una empresa de esta envergadura para conformar el espectáculo que se desarrolla ante nuestros ojos (por fin un 3D más que justificado). Quien maneja la batuta ha de dominar el tempo; ha de saber ir de lo inmenso del espacio a lo minúsculo de una lágrima que flota en el vacío; o sea, ha de poder digirir a un gran equipo, pero a la vez ha de conseguir que los personajes transmitan emociones. Cosa en la  que Cuarón siempre ha sido un maestro.
No quiero obviar la función de la banda sonora de Steven Price (carente de percusión por decisión de Alfonso), a veces demasiado evidente, pero que en conjunto engrandece el resultado final.
Parece innecesario decir que "Gravity" es una de las mejores películas del año, aunque haya más en ella de artificio que de contenido. Pocas veces como ésta, el puro espectáculo está tan justificado.

P.S.: Vale, lo sé. Tengo fijación por los parecidos razonables (y este blog está degenerando un poco por ello). Lo peor es que también me ocurre con las personas que me rodean y he de callarme para no ofender. Pido disculpas a mi legión de lectores por no saber contenerme. Ah, sí, el fotomontaje es cutre porque lo hice yo mismo.

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